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Piel sensible: Síntomas, causas y tratamiento

Cada vez es más común escuchar sobre pieles sensibles o reactivas y esto no es casual: efectivamente, su frecuencia viene en aumento. Según el último estudio al respecto, más de la mitad de las personas refieren tener algún grado de sensibilidad en la piel1,2. Si bien no suele ser una condición grave, repercute negativamente en la calidad de vida de las personas que la padecen2 y por eso es un tema que requiere atención.

Pero, ¿qué significa exactamente “piel sensible”? La realidad es que llegar a una definición llevó algunas décadas de investigación, debido a que no hay un estudio objetivo que permita llegar a un diagnóstico. Por el contrario, los criterios para definirla son 100 % subjetivos: tiene piel sensible quien siente síntomas de molestia (picor, ardor, cosquilleo, quemazón, dolor) frente a estímulos que uno no esperaría que ocasionaran estos síntomas (como agua, sol, frío, calor, viento, maquillaje, perfume, estrés, etc.). A veces (aunque no siempre), estos síntomas se acompañan también de rojeces3.

En cuanto a sus causas, se dice que es un fenómeno multifactorial en el que influyen -por lo menos- 4 aspectos: una debilidad en la barrera de la piel, un aumento en la nocicepción (sensibilidad al dolor), una hiperreactividad vascular (vasodilatación excesiva) y un efecto nocebo (que es el opuesto al efecto placebo)1,4,5.

Respecto al tratamiento, afortunadamente hay bastantes recursos que pueden ayudar. Entre ellos se destacan:

El team TCL ideal para este tipo de piel:

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En el post de hoy, todos los detalles para SkintellectualsTCL sobre la piel sensible, sus síntomas, sus causas y su tratamiento.

¿Qué es piel sensible?

Definir este concepto no fue tarea sencilla: por el contrario, llevó años de trabajo en equipo. En 2013, el Foro Internacional para el Estudio del Prurito (IFSI por su sigla en inglés International Forum for the Study of Itch) designó un grupo de académicos expertos para estudiar el tema en profundidad. Luego de 4 años y 5 rondas del método Delphi (una estrategia de comunicación que permite llegar a consensos), este grupo llegó a la definición vigente hasta hoy5: “piel sensible” es el síndrome dado por la aparición de sensaciones de incomodidad (picazón, dolor, ardor, cosquilleo) en respuesta a estímulos que no se esperaría que provocaran estas sensaciones. Estos síntomas pueden o no acompañarse de enrojecimiento3 (el enrojecimiento está presente en el 74 % de los casos6). 

Vale aclarar que el concepto tiene una definición laxa en la que están comprendidas muchas variabilidades incluso dentro de una misma persona. Quienes tienen piel sensible pueden reaccionar a un estímulo y a otros no, pueden tener sensibilidad en algunas regiones del cuerpo y en otras no, e incluso pueden tener sensibilidad en un lado del cuerpo y en otro no (de forma asimétrica)1. Además, la piel sensible puede coexistir o no con otras afecciones dermatológicas como dermatitis atópica, psoriasis, rosácea o acné3.

Frecuencia

No existe una medición objetiva que pueda llevarse a cabo para contar el número de personas afectadas por esta condición. Por eso, la frecuencia de la piel sensible se mide mediante encuestas y se establece según cuántas personas declaran padecerla. Tiene entonces, por definición, un carácter subjetivo.

El estudio más reciente que evaluó su prevalencia encontró que un 60-70 % de las mujeres y un 50-60 % de los hombres refieren tener piel sensible1 (en mayor o menor grado). Es decir, ¡es más frecuente tener piel sensible que no tenerla! Puede darse en pieles secas, mixtas y grasas, pero se presenta con mayor frecuencia y severidad entre quienes tienen piel seca2.

Si bien estas son las cifras más recientes, estudios previos han reportado frecuencias que van del 23 % al 90 %. Estas grandes diferencias podrían explicarse por:

  • Factores culturales1 (exposición al marketing de productos para pieles sensibles, interés en la cosmética y en el cuidado de la piel)
  • La edad1,2 (a mayor edad, menor es la frecuencia reportada de piel sensible, posiblemente por una menor familiaridad con el término o por una menor exposición a factores desencadenantes)
  • El fototipo de cada piel1 (las pieles más claras reportan sensibilidad con más frecuencia que las pieles más oscuras2)
  • El carácter subjetivo de esta condición y la falta de un método que permita objetivar su frecuencia1 

¿Dónde se siente la sensibilidad de la piel?

Lo más habitual es la piel sensible a nivel del rostro. Esto puede deberse a que:

  • Es una zona muy inervada (con muchas terminaciones nerviosas)1,7.
  • La piel de la cara es más fina que la de otras áreas del cuerpo1,7.
  • Está al descubierto y en contacto con varios agresores (polución, temperatura, productos irritantes)1,7.

Sin embargo, puede darse sensibilidad en la piel de otras regiones, como en las manos, el cuello, el cuero cabelludo, la espalda, los pies o los genitales1,3,6,8.

Cuando la sensibilidad es en el rostro, las áreas en las que más frecuentemente se sienten los síntomas son -en orden decreciente-9,10:

  • El surco nasolabial
  • Los pómulos (más precisamente las eminencias malares)
  • La pera
  • La frente
  • El labio superior

Causas

La piel sensible tiene un origen multifactorial5. Sus causas siguen siendo motivo de estudio, pero entre las más descritas y respaldadas se destacan:

  • Barrera de la piel más débil y permeable: Se ha descrito que quienes tienen piel sensible tienen una mayor pérdida de agua trans-epidérmica (es decir, tienen una barrera menos efectiva que mantiene menos la hidratación). Esto puede deberse a que la piel sea más finita (a que el Stratum Corneum tenga menos queratinocitos), a que tenga un menor contenido de lípidos (menos ceramidas, esfingolípidos, etc.), a que tenga menores niveles de NMF (Factor de Hidratación Natural o Natural Moisturizing Factor) y/o a que los mecanismos de reparación sean menos eficaces. Estos factores volverían a la piel más permeable y susceptible a los agresores1,5,11,12.
  • Disfunción neurosensorial: Además de la alteración de la barrera, también se ha descrito que quienes tienen piel sensible tienen alteraciones en la percepción neurosensorial, con un umbral más bajo para el dolor. Se postulan varios mecanismos para explicar esta hipersensibilidad, entre los que se encuentran: un mayor número de receptores TRP (que se vinculan con la percepción del dolor, la inflamación y la picazón), una alteración en el número de terminaciones nerviosas (fibras Aδ y C) y alteraciones en la conducción1,4,5.
  • Hiperreactividad vascular: Se postula que quienes tienen piel sensible responden con vasodilatación exacerbada (con o sin enrojecimiento visible) ante los estímulos5.
  • Efecto nocebo: Contrario al efecto placebo, el efecto nocebo es la aparición de un síntoma o efecto adverso a causa de la predisposición de uno mismo para que eso ocurra. Si creo que algo puede hacerme mal, es más probable que así sea. Este efecto está descrito para pieles sensibles y sería una de las causas que incidiría en la aparición de los síntomas5,13.

Factores desencadenantes

Más allá de las bases biológicas de la sensibilidad, los síntomas suelen hacerse evidentes en respuesta a estímulos internos o externos. Quienes tienen piel sensible destacan los siguientes desencadenantes1,3,5,14:

  • Cambios hormonales
  • Cambios de temperatura, humedad y aire acondicionado
  • Productos tópicos (jabones, maquillaje, cosméticos, perfumes, desodorantes, desmaquillantes)
  • Roce con la ropa
  • Exposición al viento o al sol
  • Stress o emociones negativas (¡los síntomas pueden desencadenarse por mirar una película de terror15!)
  • Polución

Los síntomas suelen aparecer durante la hora siguiente al contacto con el desencadenante y desaparecer después de minutos u horas16.

Cuidados y tratamientos

Afortunadamente, hay varias opciones de tratamiento que han demostrado mejorar significativamente esta condición.

1. Evitar irritantes5. Esto es esencial. Los esfuerzos por fortalecer la barrera de la piel y evitar la inflamación serán en vano si no eliminamos los productos irritantes de la rutina. ¿Cuáles deberías evitar? Los que contengan alcohol, fragancia y aceites esenciales. Por más de que mejoren la experiencia sensorial con el producto (que probablemente será liviano, volátil y olerá bien), son ingredientes que dañan más de lo que benefician. Leé más sobre el tema en nuestro post: 3 ingredientes a evitar en tus cosméticos.
Tip: Esto aplica para todos, ¡pieles no sensibles incluidas!

2. Hidratá. Un estudio demostró que usar crema hidratante todos los días mejora en el corto y largo plazo pieles sensibles1,5. Leé todo sobre la importancia de hidratar en nuestro post: ¿Por qué es tan importante la hidratación de la piel?

3. Realizá una limpieza facial gentil con la piel. Los limpiadores son de los productos más agresivos del mercado cuando no tienen la fórmula correcta. Procurá evitar aquellos que contengan tensoactivos demasiado fuertes (como Sodium Lauryl Sulfate o Sodium Laureth Sulfate) y los que tengan pH alcalino (como los jabones en barra). En TCL formulamos un Limpiador que es ideal para pieles sensibles (¡y para las no sensibles también!). Tiene un tensoactivo no iónico (ingrediente que limpia) súper gentil con la piel, un protector de barrera lipídica que hace aún más suave el proceso de limpieza y pH fisiológico 5,8 (ideal para cuidar el manto ácido de la piel).

4. Integrá pre y probióticos a tu rutina1. Los prebióticos son nutrientes que mantienen balanceada a la flora cutánea, mientras que los probióticos son como un suplemento de microorganismos que la refuerzan (como sería el yogurt para la flora intestinal).

5. Sumá activos calmantes a tu rutina5, como la Niacinamida del Booster NIACI/Zn2+.

6. Reforzá la barrera de la piel incorporando ingredientes reparadores5, como los que contienen los aceites vegetales (siempre procurando que NO sean aceites esenciales). Algunos aceites muy buenos para sumar hidratación y potenciar la función de barrera son el aceite de Argán, el de Palta, el de Avellana, el de Almendra y el Escualano. Podés encontrar a varios de ellos en nuestro Booster DETOIL, junto a activos antioxidantes y detox.

7. Protegete del sol5, prefiriendo los protectores solares minerales (los filtros químicos pueden no ser bien tolerados por pieles sensibles). Podés leer todo sobre el tema en nuestro post: Protectores solares minerales Vs. Químicos, y podés leer más tips sobre todo lo que implica la fotoprotección en nuestro post: 10 tips sobre el cuidado del sol y cómo elegir tu protector solar.

8. Minimizá el estrés. Para lograrlo, podés meditar17 o hacer ejercicio físico18. Ambos recursos están aprobados por la ciencia y, además, benefician directamente a la piel.

9. Si tenés piel súper sensible, evitá los exfoliantes por completo. Si tenés piel algo sensible, es recomendable evitar los scrubs y los exfoliantes químicos fuertes, pero podés optar por un exfoliante químico apto para pieles sensibles, como el Ácido Salicílico, la Gluconolactona o los Ácidos Biónicos (Lactobiónico o Maltobiónico)19.

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10. Consultá con tu dermatólgo para descartar otras patologías que puedan requerir un tratamiento específico como rosácea, dermatitis atópica o acné. Además, tu médico tratante puede considerar otras opciones de tratamiento que podrían ayudar, como las terapias de luz y láser5.

Esperamos que haya sido útil y ¡no duden en escribirnos por cualquier consulta o comentario!


The Chemist Look Team

 

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