Hoy en día es común andar con poco tiempo, mal dormidos; y son bien sabidos los efectos negativos de la falta de descanso. Por nombrar solo algunos, aumenta el riesgo de tener presión alta, depresión, obesidad y diabetes, además de vincularse a accidentes laborales y de tránsito1.
Pero, aunque no suela hablarse mucho de esto, la falta de sueño también causa alteraciones en la piel. Acelera el envejecimiento, debilita la función de barrera, causa deshidratación, deja la piel más sensible al daño y genera una auto-percepción menos favorable1,2.
En este posteo te contamos todos los detalles y varias excusas para regalarnos un buen beauty-sleep.
¿Cómo afecta el sueño a la piel?
Un estudio comparó en 2015 la piel de 30 mujeres con buenos hábitos de sueño con la de 30 mujeres con malos hábitos. Para dividirlas, tuvieron en cuenta la duración del sueño y el Índice de Calidad de Sueño de Pittsburgh3. En ambos grupos, midieron el envejecimiento (utilizando SCINEXA, una escala validada para evaluar envejecimiento intrínseco y extrínseco4), las ojeras (con fotografías) y la integridad de la barrera de la piel a través de distintas pruebas. Los resultados que obtuvieron fueron contundentes:
- Las 30 mujeres con buenos hábitos de sueño tuvieron menos signos de envejecimiento intrínseco (es decir, de causa biológica).
- Las 30 mujeres con malos hábitos de sueño mostraron mayores niveles basales de pérdida de agua transepidérmica (es decir, perdían más agua a través de la piel, lo que evidencia una alteración en la función de barrera, lo que causa resequedad y deshidratación).
- Ambos grupos fueron sometidos a una prueba que consistió en pegar y retirar cinta adhesiva de la piel varias veces hasta dañarla. 72 horas después, el grupo con buenos hábitos de sueño mostró una recuperación de la barrera un 30 % superior a la de las mujeres con malos hábitos de sueño, en las que la recuperación luego de la agresión de la cinta fue menos efectiva.
- Se sometió a ambos grupos a radiación UV. Se midió la recuperación 24 horas después, y la del grupo con buenos hábitos de sueño fue significativamente superior.
- Por último, el grupo que dormía bien mostró tener una mejor percepción de su apariencia comparado con el otro.
Así, demostraron que dormir mal de forma crónica está asociado a un mayor envejecimiento y deterioro de la función de barrera de la piel, y a una auto-percepción menos favorable1.
Vale aclarar que, respecto a la apariencia de ojeras, no se observaron diferencias significativas entre ambos grupos. Esto es coherente con la literatura disponible al respecto, que no posiciona a la falta de sueño como una de sus causas5,6. Sin embargo, está extendido el concepto de que podría volverlas un poco más aparentes.
Más evidencia
Otros estudios apoyan estos hallazgos sobre los efectos de la falta de sueño en la piel.
- Una investigación estudió la piel de mujeres luego de un período de 42 horas seguidas sin dormir. Al realizarles la prueba de la cinta adhesiva, hallaron que la recuperación de la barrera de la piel luego de la privación de sueño se veía disminuida7.
- En 2017, otro estudio evaluó el sueño y la piel de 54 mujeres de entre 20 y 32 años. Lo que concluyó fue que, cuanto peor era la calidad del sueño, mayor era la pérdida de agua transepidérmica (lo que refleja una peor función de la barrera de la piel). Este estudio sugiere que un buen descanso ayudaría a mantener un buen funcionamiento del Stratum Corneum2.
¿Cómo se explica esto?
Los estudios muestran que, además de disminuir la capacidad de recuperación de la piel, la privación de sueño genera un deterioro de la barrera. Esto se debe al aumento de unas proteínas (citoquinas proinflamatorias) que participan en procesos inflamatorios7, en el envejecimiento de la piel (disminuyen los niveles de colágeno) y en daño oxidativo (debido a la formación de radicales libres)8,10.
En resumen, se postula que la falta de sueño generaría un aumento de procesos inflamatorios y de daño oxidativo, que serían los responsables de dañar los componentes de la piel, causando envejecimiento y deterioro de la función de barrera.
Motivo suficiente para intentar regalarnos un buen descanso.
¡Esperamos que les haya sido útil y estamos a las órdenes por cualquier duda!
The Chemist Look Team
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- D. J. Buysse, C. F. 3rd Reynolds, T. H. Monk, S. R. Berman, and D. J. Kupfer, “The Pittsburgh Sleep Quality Index: a new instrument for psychiatric practice and research.,” Psychiatry Res., vol. 28, no. 2, pp. 193–213, May 1989.
- A. Vierkötter, U. Ranft, U. Krämer, D. Sugiri, V. Reimann, and J. Krutmann, “The SCINEXA: A novel, validated score to simultaneously assess and differentiate between intrinsic and extrinsic skin ageing,” J. Dermatol. Sci., vol. 53, no. 3, pp. 207–211, 2009.
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