Superalimentos en cosmética: ¿Funcionan?

Superalimentos en cosmética: ¿Funcionan?

Los superalimentos son una tendencia creciente en el mercado: quien no tenga espirulina, maca o cúrcuma en su alacena, que tire la primera piedra. ;) Pero, además de incorporarse cada vez más a las comidas, estos alimentos llevan unos años haciéndose su lugar también en cosmética. Y cabe preguntarnos: ¿qué son los superalimentos? ¿Valen la pena? ¿Hacen una diferencia en la piel?

Cuando vamos a la ciencia, lo que encontramos es que es un concepto más marketinero que académico y que no cuenta con una definición precisa. Fue usado por primera vez a principios del siglo XX por la empresa pionera en importación de bananas en Estados Unidos, ¡para aumentar sus ventas! Dicho esto, es claro que los alimentos catalogados habitualmente como superfood tienen sus beneficios. Suelen ser aquellos ricos en vitaminas, antioxidantes, fibra y/o omega-3.

Respecto a su aplicación en cosmética, si bien podría tener ciertos beneficios, hay algunos aspectos a tener en cuenta. ¿Qué concentración tiene el producto del “superalimento”? ¿Es suficiente? ¿Se cuantificó su composición? ¿Cuál es la calidad del “superalimento” incluido en la fórmula? ¿Está estabilizado? ¿Está potenciado?

Cuando los ingredientes utilizados son naturales (y no sintéticos), hay mucha variabilidad entre proveedores, zonas de cultivo, composición, etc. Por eso, no hay que dejar de ser suspicaces para poder elegir las mejores fórmulas para tu piel. Por último, no hay que olvidar chequear el resto de la fórmula para ver si se gana un lugar en el nécessaire, prefiriendo siempre las que no tengan ingredientes irritantes. 

En el post de hoy, va una guía para #SkintellectualsTCL sobre qué son los superalimentos, cómo surgió el término, qué efecto podrían tener en la piel y qué marcas ofrecen varias opciones de este tipo de producto.

¿Qué son los superalimentos?

No existe una definición universal o consensuada1. Se suele catalogar a un alimento como “superalimento” o “superfood” cuando cumple alguna de estas características:

  • Ofrece una gran cantidad de nutrientes.
  • Tiene beneficios para la salud.
  • Ayuda a prevenir/mejorar condiciones de salud.

Sin embargo, no abundan las investigaciones científicas rigurosas que respalden el término: no hay muchos estudios en personas, bien diseñados, que clasifiquen a los alimentos en superalimentos o no, de acuerdo a sus efectos sobre la salud o a su valor nutricional. Así, los límites de la definición son difusos, además de que tiene mucha variabilidad geográfica y cultural: lo que se considera un superalimento en una región puede no serlo en otra2.

Long story short: es más un concepto marketinero que otra cosa. Y no se usa en vano: estudios han demostrado que los consumidores se ven más inclinados a comprar productos que perciben como saludables1. Es decir, usar el claim superfood aumenta las ventas de los productos.

La banana: el primer “superalimento”

Desde sus orígenes, el concepto estuvo estrechamente ligado a la publicidad y no a la ciencia. Según la T.H. Chan School of Public Health de Harvard, el primer alimento marketineado como superfood fue la banana. A principios del siglo XX, durante la Primera Guerra Mundial, la marca estadounidense The Fruit Company comenzó a importar bananas desde Centroamérica. Para aumentar la adhesión de los consumidores a esta novedosa fruta, la compañía lanzó una campaña publicitaria destacando las propiedades de la banana y su impacto positivo sobre la salud, ¡y hasta señalando falsedades como que curaría a la enfermedad celíaca1!

Una de las fotos de la campaña:

Campaña banana - The Fruit Company

Pueden leer más al respecto de esta historia en la web de la T.H. Chan School of Public Health de la Universidad de Harvard y ver todas las imágenes de la campaña en la web de The Center for the History of Medicine and Public Health de la New York Academy of Medicine.

Claro que nadie pone en duda las bonanzas de la banana a nivel nutricional y que es súper recomendable consumirla. Sin embargo, el nacimiento del concepto de superfood se remonta a esta campaña porque, por primera vez, se diseñó una estrategia de marketing basada en amplificar los beneficios nutricionales de un alimento para aumentar sus ventas. ¡Llegaron a contratar a médicos para escribir publicaciones y a distribuir libros gratuitos sobre el tema en las escuelas3!

¿Cuáles son los considerados superalimentos?

Teniendo en cuenta que la definición no es clara, que es un término más marketinero que académico y que existe mucha variabilidad, enumeramos algunos de los alimentos que frecuentemente se catalogan como superfood: maca, espirulina, quinoa, arándanos, açai, bayas de Goji, espinaca, avocado o palta, brócoli, repollitos de Bruselas, legumbres, tomates, cacao (particularmente el chocolate amargo), kefir, yogurt, huevos, granada, salmón, kale, almendras, nueces, jengibre, pasto de trigo, ajo, aceite de oliva, avena, chía, algas marinas, cúrcuma, té matcha, etc. Integran la lista por distintas razones, entre las que se destacan ser ricos en antioxidantes, fibra, proteína y/o omega-34,5,6.

Superfood en cosmética

La inclusión de “superalimentos” en cosmética es tendencia desde hace algunos años y hay varias marcas que han desarrollado líneas enteras de food for skin.

A la vez, no es ninguna novedad: desde hace décadas que, por ejemplo, el aceite de almendra y el de palta integran las fórmulas de todo tipo de cremas y serums.

Ya sea destacando ingredientes que siempre estuvieron o desarrollando nuevos productos con superfood, lo que definitivamente ha crecido es la tendencia a usar claims que indiquen la presencia de estos ingredientes en la fórmula, como estrategia de marketing para atraer al consumidor que busca cada vez más lo sano o natural1.

¿Tienen beneficios en la piel?

Los ingredientes naturales sin duda pueden tener propiedades beneficiosas para la piel. Por ejemplo, los antioxidantes ayudan a prevenir daño y los ácidos grasos libres suman hidratación. Sin embargo, no basta con que un producto tenga bayas de Goji o espinaca para garantizar que sea bueno. Es necesario tener una visión más holística del producto y prestar atención a algunas otras cosas.

  • Propiedades y evidencia: ¿Qué parte del alimento en cuestión está incorporado en el producto? ¿Es un extracto del carozo, de la pulpa o de la hoja? Dicho extracto, ¿refleja las propiedades beneficiosas del “superalimento” o no necesariamente? ¿Tiene respaldo científico para su uso en piel?
  • Estabilidad: Los antioxidantes son inestables. Por eso, hacer jugo de naranja y ponerlo directo en el rostro no es tan efectivo como usar un serum bien formulado con Ácido Ascórbico. Los ingredientes cosméticos requieren de activos sinérgicos que potencian su eficacia y de un pH muy específico para funcionar de forma óptima. Así, que una fruta o verdura sea rica en antioxidantes no es garantía de que vayamos a obtener todo su beneficio al aplicarla sobre la piel.
  • Concentración: ¿A qué concentración se encuentra el ingrediente en la fórmula? ¿Es la óptima? ¿Cómo se compara el poder antioxidante del superalimento en cuestión con el gold standard actual en cosmética? ¿Agrega valor o estoy comprando algo menos efectivo que mi producto habitual?
  • Calidad y pureza: Los activos sintéticos tienen una ventaja y es la homogeneidad. Uno sabe qué está comprando exactamente, a nivel cuali y cuantitativo. Lo que ocurre con los ingredientes naturales es que son variables: un aceite de palta proveniente de paltas cultivadas en una localidad será distinto al que provenga de otro sitio. Incluso las estaciones y el momento de cultivo influyen en los niveles de antioxidantes y demás compuestos de un vegetal. Además, a la hora de obtener los extractos, hay procesos que garantizan su pureza y mantienen sus propiedades y otros que no. Como consumidor, es muy difícil controlar estas variables. Por eso, lo ideal es delegar esta responsabilidad de elegir buenos ingredientes a marcas transparentes en las que uno pueda confiar. Como en la cocina, los buenos activos son la base de las buenas formulaciones.
  • ¿Qué más tiene el producto? Al elegir un cosmético con un “superalimento”, no hay que dejar de chequear el resto de la fórmula. ¿Tiene fragancia? ¿Tiene alcohol? ¿Tiene aceites esenciales? Con o sin superalimentos en la fórmula, los buenos productos cosméticos deberían evitar estos irritantes para prevenir daño. Leé más en nuestro post 3 ingredientes a evitar en tus cosméticos.

Productos TCL con superalimentos

En TCL no nos limitamos al uso de ingredientes naturales ni sintéticos: buscamos combinar lo mejor de los dos mundos, integrando activos naturales súper clásicos con los últimos desarrollos de la biotecnología aplicada a la piel. Así, varios de los productos TCL tienen ingredientes vegetales que podrían considerarse “superalimentos”, aunque el foco de la fórmula no esté puesto ahí.

Hidratantes: Con Aceite de Almendra y Aceite de Palta (+ Ceramidas + Ácido Hialurónico + Factor de Hidratación Natural)

Booster DETOIL: Con Aceite de Palta y Aceite de Almendra (+ Serenityl™ 1 % + Lipochroman® 0,1 % + Aceite de Argán + Escualano)

Exfoliante Diario SA: Con Manzanilla, Malva, Té Verde y Aloe (+ Ácido Salicílico al 2 % + Ácido Fítico + Escualano + Postbiótico seborregulador)

Exfoliante Diario GA: Con Malva, Caléndula, Manzanilla, Aloe y Té Verde (+ Ácido Glicólico 8 %)

Exfoliante Diario MA: Con Malva y Aloe (+ Ácido Mandélico 8 % + Gluconolactona + Prebióticos)

TÓNICO EXFOLIANTE MA

En conclusión

Si te estás preguntando si consumir superalimentos en tu dieta:

  • La T.H. Chan School of Public Health de Harvard señala que, si bien no hay duda de que tienen buenas propiedades nutricionales, debemos centrarnos en comer “superplatos” y no “superalimentos”. Lo importante es elegir ingredientes saludables y variados, cuenten o no con un claim atractivo.

Si te estás preguntando si elegir cosméticos con superalimentos:

  • Tené en cuenta que, si bien pueden tener algún beneficio, no son garantía de calidad ni de efectividad. Hay varios aspectos a tener en cuenta. Además, en general, los mejores resultados se alcanzan combinando distintos tipos de activos (naturales, sintéticos, etc.).

Esperamos que haya sido útil y ¡estamos a disposición por cualquier consulta!

The Chemist Look Team

1. Harvard T.H. Chan. The Nutrition Source. Superfoods or Superhype? Disponible en: https://www.hsph.harvard.edu/nutritionsource/superfoods/

2. van den Driessche JJ, Plat J, Mensink RP. Effects of superfoods on risk factors of metabolic syndrome: a systematic review of human intervention trials. Food Funct. 2018 Apr 25;9(4):1944-1966.

3. The New York Academy of History. Books, health and history. Extra, extra, get your new bananas! Disponible en: https://nyamcenterforhistory.org/tag/united-fruit-company/

4. Kuskoski EM, Asuero AG, García-Parilla MC, Troncoso AM, Fett R. Actividad antioxidante de pigmentos antociánicos. Ciênc. Tecnol. Aliment. vol.24 no.4 Campinas Oct./Dec. 2004.

5. Harvard Health Publishing. Harvard Medical School. 10 superfoods to boost a healthy diet. Disponible en: https://www.health.harvard.edu/blog/10-superfoods-to-boost-a-healthy-diet-2018082914463

6. Harvard Health Publishing. Harvard Medical School. Harvard Women's Health Watch 12 "superfoods" you should be eating. Disponible en: https://www.health.harvard.edu/staying-healthy/12-superfoods-you-should-be-eating

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