Cuando empecé mi carrera hace 10 años, la industria cosmética no era el boom que es hoy. Fui, en cierta forma, parte de una generación que quiso poner transparencia en una industria de la cual el consumidor no era parte.
The Chemist Look empezó hace 8 años a dar visibilidad, mediante un blog científico, sobre los distintos principales activos, las concentraciones y combinaciones más efectivas usadas en cosmética basadas en ciencia.
Finalmente, ese material y "research" se hizo tangible en productos: productos que, si bien fueron evolucionando, tienen origen en el inicio de este proyecto. Con activos tried, tested and true combinados con biotecnología aplicada a la piel para potenciarlos, nos enfocamos de manera obsesiva en formular sus mejores versiones.
Siempre con el foco puesto en las concentraciones óptimas de principios activos, la calidad (pureza) y origen de las materias primas, y algo de lo que se habla poco: las propiedades fisicoquímicas que aseguran máxima eficacia y seguridad.
Esto último es clave porque implica un cambio de mindset: de una mirada reduccionista a una sistémica. Para que el producto sea su mejor versión, no alcanza con el uso de un activo en concentración adecuada, sino que es el activo con el entorno adecuado lo que garantiza efectividad, seguridad y sustentabilidad. Un producto es un sistema y no podemos reducirlo a un solo ingrediente. No funciona así.
No hay duda de que este tipo de productos, pensados para prevenir y reparar la piel, vinieron para quedarse. Funcionan, y cada vez más forman parte de la rutina de cuidado de la piel.
Pero hace tiempo que me quita el sueño cuál es el próximo paso en la cosmética. ¿Qué más podemos hacer? ¿Hacia dónde va la industria? ¿Qué está pasando en el campo científico y cómo podemos trasladarlo a la piel? ¿Cuáles son las próximas necesidades?
Hasta ahora, veníamos tratando la piel con foco en los síntomas pero no en las causas. Por ejemplo: cómo trato la piel seca en vez de dónde está la causa de la piel seca. En el caso del envejecimiento: cómo trato la pérdida de colágeno en la piel, pero no cómo prevengo que eso pase.
Poder desacelerar, detener y revertir estos procesos implica entender mejor el proceso de envejecimiento, es decir, qué es envejecer, un proceso súper complejo y de muchos factores a nivel molecular, celular, de daño y reparación del ADN, de autofagia, senescencia e inflamación.
Se habla hoy de edad cronológica (la que se calcula desde que nacés) versus biológica, es decir, por ejemplo: tengo 33, pero quizá una edad biológica de 20 o de 40.
Fue así como dejamos de pensar en los síntomas para ponerle foco a las causas.
Nuestro compromiso como marca, es mantenernos actualizados sobre los últimos descubrimientos en el estudio del envejecimiento para encontrar puntos donde intervenir y tomar acción; en nuestro caso, a través de productos para la piel.
Con este mindset en ment,e es que surge la línea de Biohacking.
Biohacking es la práctica de emplear la ciencia y la tecnología para modificar la fisiología del cuerpo con el fin de controlar, mejorar y potenciar el rendimiento. Esta práctica se fundamental en la idea de que con el conocimiento y las herramientas adecuadas, podemos manejar y mejorar nuestra propia biología. Es una línea que evoluciona constantemente.
En general, cuanto antes se empieza, más eficiente se es en retrasar o revertir estos procesos que se están dando, aunque no sean evidentes.
Collagene(human) fue diseñado con este mindset: con un péptido de colágeno humano que estimula a las células que producen colágeno y mantiene la piel celularmente activa por más tiempo.
- Flo.
CEO & Founder